“No me vengan a decir que un equipo es solamente un equipo. No.”, expresa Nelson Rodrigues, escritor brasileño. “Si un equipo entra en el campo con el nombre del Brasil y con el himno patrio como fondo musical, es como si fuera la tierra patria en pantalones cortos y botas, para chutar y recibir patadas”, justifica. Según la crítica ácida de Rodrigues, una selección de fútbol acoge a su país, batalla por sus ciudadanos a los cuales representa en el duelo.
Es así como podemos entender el partido de fútbol como una “guerra simulada” (Damo, Arlei S. y Oliven, Rubén G, 2001). Si un futbolista siente los colores de la camiseta que viste, será como el guerrero patriótico que lucha por su bandera, por su país. Pero si el futbolista-guerrero no tiene esa esencia identitaria, jugará simplemente porque es lo políticamente correcto, porque no puede obviar la llamada de la Selección (al menos en teoría).
Benzema no sabe que 'La Marsellesa' es una necesidad

Hasta tal punto ha llegado la polémica en Francia que el Frente Nacional (FN), el partido político de la ultraderecha francesa, ha solicitado a la Federación Francesa de Fútbol (FFF) excluir al delantero madridistas de las próximas convocatorias con la selección por no ser patriótico. Es más, en su comunicado explican que “cantar 'La Marsellesa' es una necesidad para cualquier atleta cuando se tiene el honor de representar a la nación al más alto nivel”.
Hablan de una “necesidad”. ¿De verdad es necesario cantar el himno para vestir la camiseta de una Selección?, ¿acaso todos los futbolistas que juegan con sus países sienten los colores, su simbolismo? Mira que me extraña.

El caso de Karim es como el de Zidane, que tiene descendencia argelina y con el que el propio Benzema se comparó al decir que el marsellés tampoco cantaba el himno francés. ¿Diferencia de criterio para dos futbolistas que hacen lo mismo?

El himno nacional, la simbología de un país

La simbología es máxima en el fútbol, y faltar el respeto a cualquier símbolo nacional es mal visto. De este modo, en el imaginario colectivo, la afición proyecta hacia sus jugadores una sensación que conciben como propia, porque lo que está en juego es el honor de la patria: una prolongación de cada uno de los ciudadanos. Si los futbolistas pierden, pierdo yo. Ello hace que las criticas de la población francesa hayan recaído sobre Benzema, que simplemente ha dicho lo que piensa, y lo que muchos otros futbolistas no se han atrevido a decir por miedo al qué dirán, por no atreverse a enfrentarse al colectivo.
Imagen1, 2 y 3 Wikipedia / Imagen4 Wall Street Journal / Imagen5 Ibliskov - Flucтuaт Nεc Mεяgiтuя / Imagen6 jonas_k
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